Había una vez un príncipe arrogante que fue maldecido por una bruja y transformado en una bestia fea. La maldición solo se podría romper si alguien lo amaba tal como era y él correspondía ese amor antes de que las rosas mágicas se marchitaran.
Un día, una joven llamada Bella, cuyo padre era un comerciante, se perdió en el bosque y llegó a la mansión de la Bestia. A cambio de dejarla regresar a su hogar, la Bestia le pidió a Bella que se quedara con él para siempre.
A pesar de su apariencia fea, la Bestia trató a Bella con bondad y le dio todo lo que deseaba. Con el tiempo, Bella comenzó a ver más allá de la apariencia de la Bestia y a apreciar su bondad y generosidad.
Sin embargo, cuando llegó el momento de que Bella regresara a su hogar, ella se dio cuenta de que había desarrollado sentimientos de amor por la Bestia. Al mismo tiempo, la Bestia también se daba cuenta de que amaba a Bella.
Justo cuando las rosas mágicas se estaban marchitando, Bella y la Bestia se confesaron mutuamente su amor y se besaron. De repente, la Bestia se transformó en un príncipe hermoso y la maldición fue quebrada.
La moraleja de esta historia es que el verdadero amor se encuentra más allá de las apariencias y que la bondad y la generosidad son más importantes que el aspecto físico. También muestra que el amor verdadero puede romper las maldiciones y traer la felicidad.