El Dani conoció a Camila en su primer empleo formal, en un call center. Se hicieron amigos rápidamente y ella le ayudó con algunos consejos ya que ella ya había trabajado antes en otra posición similar. Dani estaba muy agradecido. Le llevó poco más de un mes adaptarse, porque él, como casi todo el mundo, entendía el inglés, pero no lo podía hablar muy bien. A los tres meses ya parecía todo un veterano. Estaba muy orgulloso de sí mismo.
Se sentaba a la par de Camila. Ambos estaban en su primer año de universidad y además les gustaba la música de The Weeknd. Millones de personas compartían las mismas coincidencias, pero el Dani estaba seguro de que eso significaba que tenían un vínculo. Camila no era particularmente bonita, pero su sonrisa y amabilidad, además de su espíritu trabajador la hacía atractiva.
Poco a poco, el Dani fue cayendo, hasta que se enamoró perdidamente. Era algo que no podía controlar, nunca le había pasado algo igual. El problema es que Camila no estaba muy interesada. A ella le llamaban la atención sus detalles, pero no correspondía. El Dani al ver que no obtenía la atención de Camila empezó a desesperar. Al principio intentó atraerla con endulzamientos que vio en internet. También intentó hacer su propio amarre con azúcar, canela y una imagen de la Santa Muerte. Nada funcionó. Camila seguía inalcanzable e impasible. Respondía amablemente a los coqueteos del Dani, pero dejando claro que no tenía interés. Entonces el Dani decidió ir con un brujo profesional.
Fue a un centro espiritual que encontró en internet. Le aconsejaron comenzar con un endulzamiento, para avivar los sentimientos de amistad de Camila y ver si se podían convertir en algo más. Le cobraron caro y no funcionó. Una amiga de Dani de la secundaria le dijo por whatsapp que ese lugar tenía fama de sacar mucho dinero de sus clientes, pero no era muy efectivo. Le recomendó a Samara, otra bruja.
Dani fue muy esperanzado, pero lo que encontró fue un consultorio oscuro, sucio y descuidado, con un montón de santos y figuras, y una gran estatua de la Santa Muerte. Hasta sintió miedo. Samara le advirtió que hacer un amarre era ir en contra del libre albedrío de la otra persona y que eso tenía consecuencias. Es cortar el ciclo natural de las cosas. Que ella podía hacerlo, pero que estuviera advertido de que, si la otra persona muriera durante el amarre, su fantasma quedaría amarrado a él de por vida. El Dani no entendía por qué la bruja hablaba de muerte, si ambos, él y Camila eran muy jóvenes. No le gustó su estilo ni su consultorio y decidió ir con otra persona.
Encontró entonces al maestro Andani y este lo impactó, era un tipo que hablaba con una voz profunda, casi con eco. Se comunicaba con oraciones cortas que sonaban como aforismos. Parecía un sabio. En su consultorio había siempre mucha gente esperando. Al Dani le tocó esperar tres semanas para su cita. El maestro Andani le advirtió que interferir en el libre albedrío de los demás tiene consecuencias. Pero también le dijo que si los amarres existían era por algo. Es para lograr un objetivo. Y que, si él estaba seguro de que su objetivo era tener a Camila, él lo podría hacer. Dani dijo automáticamente que sí, que estaba totalmente seguro. El maestro hizo el ritual, apagó las luces, encendió algunas velas, tomó las fotos de Camila y Dani y las puso en un círculo formado por algunas hierbas y las velas. Hizo algunas oraciones a la Santa Muerte que Dani también tuvo que repetir. Al finalizar el ritual, el maestro advirtió que debía esperar resultados en menos de 72 horas.
El Dani al salir de la consulta, inmediatamente le escribió a Camila por whatsapp invitándola a salir por una hamburguesa. Camila ya le había advertido que ella no quería nada, pero le confesó que estaba aburrida. Y aceptó. El Dani brincó de la alegría en plena calle y gritó un sí triunfal. Era la señal, el amarre empezaba a funcionar. La cita fue bien, se la pasaron riendo todo el tiempo y Dani sintió que por fin lograba entrar al corazón de ella. Casi no pudo dormir al regresar a casa. El lunes siguiente, Camila le pidió por favor que si podía pasar por ella para ir a trabajar porque el carro de ella estaba descompuesto. Dani aceptó feliz de la vida. Nunca antes había estado tan cerca.
Camila quiso colaborar con la gasolina, pero Dani no aceptó. Cuando ya tuvo de nuevo su carro, ella le agradeció y le dijo que tenían que hablar. Fue como un golpe en el pecho que lo dejó sin aliento. Las peores palabras del mundo. A la salida del trabajo ella le pidió encontrarse en un McDonald’s. Allí le dijo que ella le agradecía mucho todas sus atenciones, pero que no estaba interesada en nada romántico con él.
Dani no se dio por vencido y pidió una cita de nuevo con el maestro Andani. Le dieron cita para dentro de tres semanas. Al día siguiente, sucedió algo inesperado. A Camila se le había descompuesto de nuevo el carro y decidió ir en mototaxi al trabajo. Un carro se atravesó inesperadamente durante el camino y el motorista y Camila salieron volando por los aires. Un golpe en el cráneo fue fatal y Camila murió.
Nunca antes en la vida Dani se había sentido tan triste. Su mundo se vino abajo. Se echó a sí mismo la culpa, puesto que, si él no hubiera sido tan insistente, tal vez ella le hubiera pedido de nuevo que la llevara al trabajo. Ella prefirió no pedírselo, y se encontró con la muerte. Renunció a su trabajo, no podía ir al lugar en donde todo le recordaba a ella.
Tras varios meses de depresión y con la ayuda de tratamiento siquiátrico, recuperó un poco la vida normal. La vida seguía, y él debía continuar. Entonces comenzaron las pesadillas. Soñaba con el accidente, y él veía cómo la moto chocaba con el carro y Camila salía volando y él no podía hacer nada. Siempre el sueño terminaba cuando él iba corriendo y veía el cuerpo inerte y la sangre en el pavimento. No había ninguna pastilla que le ayudara. Recordó las palabras de la bruja Samara.
Siempre la misma pesadilla todas las noches. Su salud se deterioró. Regresó con el maestro Andani y él hizo algunos hechizos, pero no funcionaron. Las pesadillas seguían. Probó con otros brujos, pero nada funcionó. Fue de nuevo con Samara, la que le dijo que si la otra persona moría, iba a quedar amarrada de por vida. Samara le dijo que debía pedirle perdón a Camila en el cementerio y que solo si ella lo perdonaba, el amarre se podía deshacer. Pero los muertos no siempre pueden oír, le dijo. Aunque Camila quisiera perdonarlo, no se sabe si puede escucharlo. Al principio no quiso ir porque ir al cementerio era recordar el dolor, hasta que una vez se armó de valor y fue. Le rogó a Camila que lo perdonara, que él se sentía culpable de su muerte y que el amarre lo había hecho por amor. Regresó a casa más tranquilo, pero a la noche volvió a soñar lo mismo.
Lo intentó varias veces más, pero la pesadilla continuó. A veces era muy real y despertaba con el corazón casi explotando. Otras veces el sueño era teñido con una especie de bruma que no lo dejaba ver todo y entonces no había tanta angustia.