Esto de las clases por videollamada es lo peor. Uno se levanta, enciende la computadora y tiene que encender el video para que lo miren los maestros. El de sociales es algo divertido pero hay días en que no prepara su clase y se hace tan aburrido como el de mate. Señor ese para ser aburrido, casi siempre me duermo en su clase y ni se da cuenta porque no pide que encendamos el video. Para los exámenes pido que me pasen anotaciones por el grupo de whatsapp y algo que me explica mi papá, aunque no me tiene paciencia porque no se me queda todo. Extraño jugar fútbol en los recreos, las bromas en la clase y ver a Susana.
Las clases por Zoom son lo mejor que ha pasado. No tengo que aguantar a los creídos que por tener un par de tenis caros creen que lo pueden hacer a uno de menos. El profe de mate es aburrido pero igual era aburrido en clase. No tengo preocuparme porque el Charlie y el Gonzalo me roben mi refacción. Malditos, no los aguanto, con sus bromas estúpidas. Hasta por zoom son insoportables pero no es lo mismo que tenerlos a la par. Cada vez que algún profesor pregunta que si tenemos dudas el mamón del Charlie sale a hablar y hablar y quién lo calla. Y a la hora de los exámenes apenas a 80 llega. Extraño un poco al Camilo, mi único cuate en el colegio. Y ver a Susana.
Las clases por internet no son lo mismo. Me gustaba dar clases y ver a los jóvenes a veces sorprenderse con la historia o reírse de mis bromas. También se ríen virtualmente, pero no los oigo en vivo. Lo que sí no extraño es el maldito tráfico. A veces la monotonía de estar todo el día en casa hace que me de pereza preparar la clase y los alumnos lo notan. También extraño a miss Patty, la genial maestra de inglés. Estábamos acercándonos cuando vino la pandemia y ahora apenas si hablamos por whatsapp. No, no es lo mismo. Pero recordar el tráfico me hace dudar. Lo malo es que nos bajaron el sueldo, pero a los padres les siguen cobrando lo mismo. Dicen que están en crisis.
El trabajo en casa más los niños es agotador. Yo en la oficina y ellos en el colegio era bueno, porque cada uno tenía otro espacio para compartir con otra gente. A veces en la casa todos juntos todo el tiempo puede ser aburrido. Le intento explicar a mi hijo a veces el álgebra que está viendo en el colegio pero me desespera un poco que no se le quede nada. No sé, a mí no me costó tanto. Pero bueno. Lo que sí nadie extraña en el trabajo es el tráfico. Las veces que me toca ir a la oficina voy de buena gana pero si encuentro mucho tráfico me pongo de muy mal humor. Al menos en la casa puedo salir al balcón a que me de el sol y a veces fumar. En el trabajo ya dejaron de alquilar unas oficinas y parece que quedarse en la casa va a ser permanente.
Me gustaría por lo menos regresar un par de días al colegio y jugar fútbol. A veces creo que hablo mucho cuando pregunto en clase. Pero es que nadie habla. Estando en mi cuarto como que se me suelta la lengua porque yo en clase no era así. O bueno, no tanto. Creo que ahora necesito hablar más que antes. Y creo que cuando regresemos a las clases en vivo ya no voy a ser el mismo. Ya no voy a andar con el Gonzalo porque solo bromas pesadas le hace a los demás. La Susana qué guapa, no sé por qué extraño verla si ni un pedo me tira.
Ojalá nunca volvamos a clases. Pero supongo que eso no es negocio para los dueños de colegios. Tal vez, ojalá, mis papás le entren a la moda del home schooling y me quede para siempre en la casa. Ya le dije a mi mamá, pero solo se me quedó viendo raro. No les gusta la idea, quieren que yo deje de ser tan retraído. Pero bueno, ahora hasta se puede trabajar desde casa, no hay necesidad de soportar gente idiota en el colegio o en el trabajo. Son insoportables también por Zoom, pero les podés bajar el volumen y ya. Ojalá la pandemia se quede para siempre.