Mi hermano, Julio Héctor, quiso compartirnos una carta para mi papá, fallecido el 01 de junio de este año:
En el día del padre a un Padre Ausente
Papá, Papito, como te decía en los últimos tiempos, hoy estás ausente porque ya no estás en esta tierra para guiarme y aconsejarme, porque ya no estás para darme un abrazo o alentarme con tus palabras siempre acertadas. Ya no estás físicamente porque le has ganado la lucha a ese cáncer que quiso carcomer tu cuerpo, ya que ahora no sufres malestares ni dolores. Pero déjame decirte que ese cáncer no logró carcomer ni un ápice de las huellas que dejó tu amor y tu entereza para enfrentar esa última batalla así como enfrentaste muchas otras situaciones en tu vida. Tampoco carcomió el ejemplo de lucha, tenacidad y constancia con las que lograste tantas cosas a lo largo de tu vida, ni la enseñanza de entregarlo todo por quienes amamos.
Hoy, es un día duro para mí, porque no puedo verte y darte un abrazo, porque no puedo decirte feliz día del padre, porque no puedo darte un beso de gratitud por todo lo que hiciste por mí, y porque tampoco puedo recibir un saludo del día del padre sin recordarme de tí.
Las noches que te cuidé durante tu enfermedad, inevitablemente venían a mi memoria todas esas ocasiones en que me cuidabas cuando de pequeño yo enfermaba y las cartitas que me dejabas cuando te ibas a trabajar y no me querías despertar porque yo estaba dormido. Te escribí una cartita un día, recordando eso, y de cierto modo quería que supieras que aún seguían en mi mente y mi corazón esos gestos que me hacían saber que me amabas y te preocupabas por mí.
Ahora que recuerdo todos los momentos felices, alegres y familiares que compartimos en el tiempo que estuvimos juntos, me siento satisfecho porque supiste lo importante que siempre has sido y serás para mí, porque supiste que todos estuvimos ahí demostrándote nuestro amor y haciendo todo lo que podíamos para ayudarte, y porque mis hijos y mi esposa conocieron al abuelo más dulce y pendiente que existió en esta tierra. No puedo evitar el extrañarte y sé que seguiré extrañando tu presencia física toda mi vida, pero también sé que seguirás viviendo en tus enseñanzas, en tus anécdotas, en tu sonrisa y en tus preocupaciones por todos; en fin, estarás siempre presente en cada momento de mi existencia, y entonces sé que no me has abandonado
Sencillamente, gracias por todo, PAPÁ.
Julio Héctor
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