Héctor perdió a su esposa y sus dos hijos en un accidente de tránsito. Como suele suceder en estos casos, se volvió un ateo agresivo, de aquellos que no soportan la religión y que consideran estúpidos e inferiores a los creyentes. Lo manifestaba tan fanáticamente que era desagradable. Como suele suceder también en estos casos, se convirtió en un borracho infeliz, perdió su trabajo y la brújula total de su vida, un desastre, el pobre.
Sin embargo, como también suele suceder en estas historias, surge una dama que rescata a Héctor. La joven y agraciada Leticia lo trata como enfermera una vez en el hospital y como no tiene nada más que hacer, decide que va a enamorarse del tipo este, porque las mujeres siempre piensan que con amor se puede rescatar hasta el más desgraciado. Además, piensa Leticia, con un poquito de comida engordará y rasuradito ya no se verá tan mal, el pobre.
Leticia entonces rescata a Héctor de las redes de la desgracia, le vuelve a poner la sonrisa y las ganas de vivir, y Héctor ya no es infeliz, y hasta asiste a la iglesia de nuevo, donde levanta siempre su mano derecha diciendo amén y llora y se siente cerca de Dios.
Pero resulta que Leticia va y se enamora del pastor de la iglesia. Juntos se fugan a otro país donde fundan una nueva iglesia, en donde el pastor conoce a una dama joven y agraciada con la que se fuga a su vez a otro país. Mientras tanto Héctor funda una iglesia, porque vio que eso da dinero y mujeres, y al fin y al cabo, todos acabaremos muertos, mejor darse una buena vida antes. Se entera de que a Leticia la dejó el pastor y va a buscarla, la encuentra totalmente abandonada y decide que ahora él va a rescatarla de la desgracia. Con paciencia logra que se recupere y después la deja, esta vez para siempre. Leticia ya recuperada se emplea en un hospital de nuevo y un día ingresa a la emergencia otro ateo fanático borrachín, al que decide rescatar porque no tiene nada más que hacer.
Categorías:
Gente