Cada familia tiene sus palabras propias. Por ejemplo, el carro que va adelante y es algo antiguo y va lento es un tuztepito. Mi papá no es Joaquín, es Don Juaco o peor aún, Joaquicidio. Si yo estoy muy cansado estoy tuztepiciado. Mi sobrino-nieto no es Fernando, es el pequeñín. Si alguien está haciendo mucha bulla, está haciendo un relajicidio. Mi hermano no es Julio, es locatario y chambreman, entre otros. A veces no digo pobre, digo póbreto. Un niño perdido es un chiló o chilojito. A mi mamá no le digo mamá, le digo bizcabuelita. Mi hermana no se llama Miriam, se llama Miriana. Desde que nació la Paola mi sobrina, todas las niñas son Politas. Si alguien mezcla muchas cosas el resultado es un chirmolmix. El auto es un carrinto. Hay una cafetería que nunca existió que se llama Plansh-Plonsh. Antón Chejov, un escritor ruso, se apellidaba realmente Chicoj.
Si algo se me olvidó, es porque ya estoy demasiado abuelito.