Un médico comenta con un colega sobre la mala situación de su consultorio.
—La situación está jodida vos, no llega la gente —se lamenta el médico.
—Vos no te ahuevés, hacé lo que yo hice —contesta su colega con orgullo.
—¿Y vos que hiciste pues?
—Mirá, un día llegó una vieja de pisto con un su dolor en el estómago y yo le dije que era apendicitis y que había que operar de emergencia. Diez mil mangos de un solo mano. Uno tiene que ver cómo se las arregla.