Qué onda, soy yo el Walter, aquí otra vez saludando a la mara. Pues resulta que el Chepe Quincho me regañó el otro día porque ya no escribí nada para este su bloc. Me hizo sentir cucaracha, y me dio cargo de conciencia. Ustedes no están para saberlo, ni yo para contarlo, pero lo que pasa es que a mi tráida la Yesenia, me la están queriendo hacer bajada, y eso me trae algo bracas. Un chavo que diz que tiene una su carnicería propia, me le está metiendo babosadas en la cabeza. Con decirles que últimamente me ha estado preguntado cuáles son las metas de mi vida, que si pienso en superarme o me quedaré eternamente vendiendo shucos en la U. Yo le digo sí quiero superarme mamaíta, pero que hay que tener paciencia. Yo a puras penas hice la primaria, porque nunca me dio mucho la shola, así que tengo que hacer mis ahorritos para ver si pongo algún negocito propio. Pero cuando le digo esto, se me queda viendo con cara de que con este pisado no la voy a hacer.
En pocas palabras, la Yesenia se me está poniendo malcabresta. Que yo sepa, no ha salido con el carnicero, pero el rejodido me la está llegando a ver demasiado seguido y no me huele bien la cosa. Ya le dije que si me quiere dejar, que me lo diga, pero que no me ande quemando la canilla por ahí con cualquier carnicero cerote. Y entonces viene ella y me empieza con los pucheros y me dice que me quiere y que cómo voy a pensar yo eso de ella. Pero me sigue dando desconfianza la condenada.
El otro problema es la nana. Como mira que el cuate tiene su negocio propio, lo está recibiendo con cafecito caliente y panito de manteca. Y cuando llego yo, que me lleve el río, ni me voltea a ver la vieja interesada. Al papá sí le caigo bien, porque yo soy el único que le hace huevos para tomarnos las chelas e ir a ver a los rojos al estadio. Buena onda el ruco, me llega.
No sé cómo hacerle. Tal vez alguien me pueda dar un consejo para hacerla reaccionar y que el carnicero se vaya a la punta. De repente voy con el brujo a que me haga una mi chilqueada. Yo he estado a punto de ofrecerle trancazos al pisado ese, pero me aguanto sólo por mi Yesenia, no vaya a ser que la ahuyente.
Bueno muchá, eso sería todo, creo que mejor ya no los aburro más de lo que ya están, así que me despido. Orale.
En pocas palabras, la Yesenia se me está poniendo malcabresta. Que yo sepa, no ha salido con el carnicero, pero el rejodido me la está llegando a ver demasiado seguido y no me huele bien la cosa. Ya le dije que si me quiere dejar, que me lo diga, pero que no me ande quemando la canilla por ahí con cualquier carnicero cerote. Y entonces viene ella y me empieza con los pucheros y me dice que me quiere y que cómo voy a pensar yo eso de ella. Pero me sigue dando desconfianza la condenada.
El otro problema es la nana. Como mira que el cuate tiene su negocio propio, lo está recibiendo con cafecito caliente y panito de manteca. Y cuando llego yo, que me lleve el río, ni me voltea a ver la vieja interesada. Al papá sí le caigo bien, porque yo soy el único que le hace huevos para tomarnos las chelas e ir a ver a los rojos al estadio. Buena onda el ruco, me llega.
No sé cómo hacerle. Tal vez alguien me pueda dar un consejo para hacerla reaccionar y que el carnicero se vaya a la punta. De repente voy con el brujo a que me haga una mi chilqueada. Yo he estado a punto de ofrecerle trancazos al pisado ese, pero me aguanto sólo por mi Yesenia, no vaya a ser que la ahuyente.
Bueno muchá, eso sería todo, creo que mejor ya no los aburro más de lo que ya están, así que me despido. Orale.