A consecuencia de la anterior entrega de estas Lecciones de Español, he recibido numerosos correos electrónicos, unos felicitando la iniciativa y otros ofendidos porque la verdad al fin salió a luz: los guatemaltecos hablamos el mejor español del planeta. Incluso algunos miembros de la RAE me han felicitado, aunque obviamente, prefieren quedarse en el anonimato. Lo único que les digo es que contra viento y marea, esta página seguirá publicando estas necesarias lecciones, aún a costa de las consecuencias que esta actividad pueda tener para su autor.
Ahora a la lección.
Cuando ustedes acuden a la farmacia, es incorrecto decir: deme un par de preservativos. Peor aún es escuchar véndame un par de preservativos. Si ustedes piden las cosas de esa manera, debería darles vergüenza. La forma correcta es: regáleme un par de preservativos. Es obvio que el verbo regalar se está utilizando en sentido figurado; esto precisamente es lo que embellece la petición, que de otra forma, quedaría como un insulso imperativo más.
Se puede también utilizar este verbo en cualquier situación en que pidamos algo, por ejemplo:
Regaláme el control remoto (la mamá al hijo, suplicando).
Regaláme un besito, sólo uno (el puberto calientón a su novia).
Regáleme un minuto de su tiempo (el vendedor de puerta en puerta al ama de casa).
En estos últimos ejemplos, el verbo regalar lleva implícito el por favor. O sea que cuando lo utilicen, ya no será necesario decir por favor, porque se sobreentiende la intención de ser educado. Siempre hay más de alguno que dice regaláme porfa, lo que es una redundancia; esto debe evitarse.
Yo sé que ustedes, queridos lectores, impulsarán en su localidad el uso del verbo regalar para pedir las cosas. Encontrarán, como es natural, alguna sonrisa burlona de la gente inculta. Pero entre la gente culta causarán respeto, admiración y un trato deferente.
Ahora a la lección.
Cuando ustedes acuden a la farmacia, es incorrecto decir: deme un par de preservativos. Peor aún es escuchar véndame un par de preservativos. Si ustedes piden las cosas de esa manera, debería darles vergüenza. La forma correcta es: regáleme un par de preservativos. Es obvio que el verbo regalar se está utilizando en sentido figurado; esto precisamente es lo que embellece la petición, que de otra forma, quedaría como un insulso imperativo más.
Se puede también utilizar este verbo en cualquier situación en que pidamos algo, por ejemplo:
Regaláme el control remoto (la mamá al hijo, suplicando).
Regaláme un besito, sólo uno (el puberto calientón a su novia).
Regáleme un minuto de su tiempo (el vendedor de puerta en puerta al ama de casa).
En estos últimos ejemplos, el verbo regalar lleva implícito el por favor. O sea que cuando lo utilicen, ya no será necesario decir por favor, porque se sobreentiende la intención de ser educado. Siempre hay más de alguno que dice regaláme porfa, lo que es una redundancia; esto debe evitarse.
Yo sé que ustedes, queridos lectores, impulsarán en su localidad el uso del verbo regalar para pedir las cosas. Encontrarán, como es natural, alguna sonrisa burlona de la gente inculta. Pero entre la gente culta causarán respeto, admiración y un trato deferente.